Fue construida originalmente como una residencia de invierno, diseñada con gran lujo y un estilo clásico renacentista, principalmente italiano, tomando como un valor adicional la innovación de aquellos años, más la combinación del clima costero de Florida.

Su dueño, James Deering, edificó esta casa junto con su grupo de diseñadores y artistas inspirándose en lugares europeos, principalmente de Italia, pero adaptándolo al clima caluroso y húmedo de Miami. La bahía de Biscayne fue testigo de su construcción durante 10 años, y saben qué es lo más increíble… que este enorme lugar fue construido para una sola persona, pues James Deering nunca se casó ni tuvo familia.

¡Esta construcción podría haber sido la residencia de descanso de cualquier miembro de la realeza europea!

Otro dato curioso es que generalmente se diseña o construye primero una casa y posteriormente se compran muebles y decoración. El caso de Vizcaya es diferente, Deering y sus diseñadores compraron por diversos lugares del mundo y durante algunos años, varios de los muebles y objetos que hasta el día de hoy decoran la suntuosa casa. Los muebles  sirvieron como inspiración para diseñar cada espacio.

A pesar de que el dueño era una persona introvertida y un tanto solitaria, la mansión cuenta con seis recámaras, además tiene un elevador del siglo pasado ya que Deering tenía problemas de movilidad, y por supuesto no podían faltar las puertas o pasadizos secretos.

¡Ahora hablemos de los hermosos jardines!

Un enorme conjunto de espacios únicos, similar a cualquier jardín europeo de los más famosos pero con un diseño único. La casa se construyó como un pabellón dentro del jardín para disfrutar de los regalos de la naturaleza.  

En los jardines es donde descubriremos grutas forradas de conchas marinas creadas para que los invitados se refugiasen del sol, espacios secretos donde se podían tener conversaciones privadas, fuentes diseñadas para que el sonido del agua estuviera siempre presente por su efecto refrescante, el característico laberinto y conforme más te alejas de la casa los espacios se vuelven de carácter más silvestre.

Hacer un jardín europeo fue un reto para el clima subtropical, pues muchas plantas tuvieron que ser sustituidas por especies nativas. Deering siempre dio importancia a la conservación de los árboles nativos y manglares de la zona y muchos de ellos fueron rescatados del voraz crecimiento urbano de la ciudad para plantarse en Vizcaya.